Sabía como terminarían aquellos jóvenes, pareciese como si estuvieran muertos en vida, exhalando muerte, tan pálidos, sostenidos solo por el hilo de Dios. Eran las 2:30AM cuando se los llevaron, llovían pedazos de cielo, como si el destino supiera su fin.
Decidí irme de ahí.
Llegué a casa, no había electricidad y la noche era tan negra que todo desaparecía a poca distancia mía. Me senté en la cama, y empecé a recordar lo que había visto, sintiendo lastima por aquellos jóvenes que pronto serían ejecutados.
De repente golpearon mi puerta, los ruidos de aquel crujir de la madera eran insoportables, no sabía que era, el solo ver como la puerta se iba desprendiendo daba terror.
Minutos después los ruidos cesaron, me acerque y abrí, eran las 3 de la mañana venían por mí y pronto estaría con ellos; de nuevo el cielo se desprendía.
2 comentarios:
Y era yo llevandome tus cuentos a mi blog.
No, de verdad muy bueno.
Muchas gracias
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